Muchos han expresado su descontento, argumentando que el anuncio es insensible y despectivo hacia los artistas y creativos que valoran profundamente sus herramientas físicas. La intención del anuncio era destacar que el iPad Pro puede reemplazar muchas herramientas creativas, pero el mensaje no fue bien recibido. El anuncio ha sido calificado como "ofensivo" y "desconectado", sugiriendo que trivializa el valor y la conexión emocional que los artistas tienen con sus instrumentos y equipos.
A raíz de la reacción negativa, Apple se vio obligada a pedir disculpas públicas por haber ofendido a su audiencia. Mientras tanto, la competencia no dejó pasar la oportunidad para reaccionar.
Heineken, aunque no es un competidor directo, encontró la manera de aprovechar el momento lanzando un aviso ingenioso y radical llamado “The Boring Phone” (El teléfono aburrido). Este anuncio, además de responder irónicamente a Apple, captura la atención con su enfoque retro y refuerza la idea de menos teléfonos y más vida social.
Sin embargo, el golpe final lo dio su mayor competidor actual, Samsung. En solo 40 segundos, con un enfoque minimalista y “artístico” —adjetivo tradicionalmente asociado a Apple, especialmente en la era Jobs—, Samsung capitalizó el final del anuncio de Apple, que mostraba instrumentos musicales destrozados. Creó un cierre épico que resonó entre los espectadores.
El anuncio de Samsung comienza con un primer plano de una joven caminando entre los restos de los instrumentos musicales, con el sonido de vidrios y maderas rotas reforzando la escena. La joven rescata una vieja guitarra criolla y, leyendo una partitura desde su tablet Samsung apoyada sobre un atril (otro elemento asociado al arte), comienza a tocar una melodía, dando un cierre genial al anuncio y, sobre todo, un contundente golpe publicitario a su competidor.
Las grandes marcas cuentan con millonarios presupuestos publicitarios. Sin embargo, cuando un mensaje va en contra de la esencia y el alma de una marca, como fue el legado de Jobs con sus creaciones, el ruido será tan fuerte que los propios seguidores y fanáticos lo harán saber.
El mayor problema del anuncio de Apple no fue solo la impactante imagen de instrumentos relacionados con el arte destrozados, sino que atentó contra la identidad misma de la marca. Se olvidaron de los valores y de la visión disruptiva que, años atrás, los llevaron al lugar que ocupan hoy.
Esta situación nos recuerda que la publicidad efectiva no solo vende productos; también debe resonar con la identidad y los valores fundamentales de la marca. En el caso de Apple, el desliz fue olvidar su propia esencia, lo que resultó en una reacción negativa de su leal base de seguidores.